Después de un tiempo sin pasar por aquí...para este post casi otoñal, traigo mas curiosidades históricas. Porque, ¿¿qué es la historia sin sus curiosidades??
Empezamos con curiosidades egipcias, remonatándonos al IV milenio antes de Cristo, con una curiosidad -hecho histórico- de las que a mi más me gustan: Las mujeres en el poder.
En los albores de la época faraónica, un nombre de mujer reluce entre el polvo del desierto a través de la historia. Ella es Merneit. Esposa del faraón Dyet, de la I dinastía, gobernó Egipto como regente durante la minoría de edad de su hijo Den. Es la primera mujer que disfrutó de un fuerte poder político y que además nos ha llegado testimonio de ello en lugar de perderse en el tiempo. Como tal soberana, gozó del privilegio de tener una tumba en el complejo funerario de Abydos.
Hoy en día ir al dentista es un suplicio que a nadie hace gracia. Y mucho menos a los pobres pacientes de la antigüedad egipcia. Porque, como a nosotros, a los antiguos egipcios también les gustaba lucir una boca cuidada. Hacia el 2660 a.C se fecha el primer odontólogo del que se tiene noticia. El rey Djoser tuvo a su servicio a dicho odontólogo, llamado Hesire, que además de ser jefe de dentistas era maestro de escribas reales.
Hoy en día con la crisis económica está muy en boga el tema de las huelgas. Pero éstas no son un invento del sindicalismo del siglo XIX en plena revolución industrial...
Hacia 1155 a.C, en el año 29 del reinado de Ramsés III, en una época que no era la de esplendor y riqueza de otros faraones, sino de crisis económica. Tal era la situación, que los obreros que construían el Valle de los Reyes no recibían nunca a tiempo sus provisiones, es más, siempre con mucho retraso, así que decidieron adoptar una novedosa y diferente medida de presión: acordaron dejar de trabajar y lo hicieron tres veces. El relato de dichas huelgas quedó recogido en el llamado Papiro de la huelga de Turín. Quizás redactado por Amennakht, el escriba que según parece, se hartó de las demoras en las entregas y fué directamente al templo del faraón Horemheb donde pidió sus 46 sacos de trigo.
Seguimos en la antigüedad, pero nos trasladamos ahora a Mesopotamia, para hacernos eco de otro hecho de los que me gustan. El poder decir que el primer escritor fue una escritora. Hacia el 2330 a.C, el gran Sargón I de Akad nombró a su hija, Enheduanna, gran sacerdotisa de Nanna (Sin en acadia), el dios lunar de la cuidad de Ur. Pero Enheduanna es más conocida porque se le atribuye la autoría de un himno en honor a la diosa Innana (la Ishtar acadia), lo que la coloca como la primera escritora de la historia de la que se conoce su nombre y autoría.
Y con esto la historia curiosa vol. 5. En la próxima, cambio de territorio y más curiosidades...
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