La mujer que entrevistó a Trotski y narró los horrores de la I Guerra Mundial.
Junto con Carmen de Burgos, Sofía Casanova fue una de las primeras reporteras de guerra españolas.
Era la hija primogénita de un matrimonio gallego, nacida en 1861 en Almeiras, La Coruña. Su padre abandonó a la familia cuando ella y sus dos hermanos eran pequeños y su madre tuvo que trabajar duro para asegurarles la subsistencia (se dedicaba, entre otras cosas, a vender huevos ¡a Inglaterra! desde A Coruña). Aunque estaba bien conectada (la familia era más o menos aristocrática) no tenían fortuna. Se trasladó muy joven, junto con su familia, a Madrid, para poder estudiar y formarse. Con solo 15 ó 16 años frecuentaba varias de las tertulias en la capital de España, donde ya se ponía de manifiesto su sed de conocimiento y de saber. En estos círculos conoció al profesor, filósofo y diplomático polaco, Wincenty Lutosławski, con quien se casó en 1887, cambiando su residencia a Polonia. La pareja y su familia viajaban cada año a Galicia durante el período de verano, lo que le permitió a Sofía mantener una relación directa con su tierra. Sus desplazamientos continuos, como consecuencia de la carrera diplomática de su marido, los combinó con su trabajo de periodista y con su estudio de los idiomas de los países donde residió, lo que le permitió dominar ocho lenguas diferentes.
Esta actividad por toda Europa le permitió vivir acontecimientos como la lucha de las sufragistas en Inglaterra, el desenvolvimiento del sindicalismo, la formación del Partido Bolchevique en la Rusia zarista y, sobre todo, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, y la persecución de los judíos por el régimen nazi en el gueto de Varsovia.
Como mujer comprometida con su época, y también para poder alimentar y sufragar sus necesidades y las de sus hijas, escribió crónicas y opinó acerca de cada uno de estos episodios de la historia europea de la primera mitad del siglo XX. Colaboró en periódicos como ABC, La Época, El Liberal, El Imparcial de Madrid; en la revista Galicia, en otras publicaciones gallegas y en prensa internacional, como la Gazeta Polska y el New York Times.
Sofía Casanova solo tuvo hijas, lo que motivó que fuera repudiada por su marido (con cierta vocación de iluminado, que pensaba que teniendo un hijo varón sería el padre del salvador de Polonia) y la familia de este, ya que la descendencia del matrimonio no garantizaba la continuidad del apellido paterno. Por esta razón, en varias ocasiones ella y su familia vivieron al límite de la supervivencia. También por este motivo, en el año 1917, trabajó como cronista de guerra en el frente polaco y como enfermera para la Cruz Roja en Varsovia.
Regresó a Galicia completamente arruinada y casi ciega, aunque siempre contó con el cuidado y con el cariño de una mujer de Almeiras que, además de hacerle compañía permanente, mantuvo vivo en ella el idioma gallego y le ayudó en el cuidado de sus hijas. En 1938 visita La Coruña y su aldea por última vez, viaje que Franco aprovechó para entrevistarse con ella. Casanova que en un principio se puso de parte del bando nacional, al comenzar en esta época la etapa más dura de su vida como consecuencia de la ocupación nazi del territorio polaco y de la Segunda Guerra Mundial, pronto rechazaría el fascismo y por eso sería despedida del ABC.
Como enfermera de la Cruz Roja durante la I Guerra Mundial. Narró lo que vivió. |
Esto, no son sino esbozos de una azarosa vida llena de viajes y altibajos, pero siempre encumbrada por la suerte. Lee su bio completa AQUÏ o aquí.
Su obra:
Amores y confidencias: de Rusia. Madrid, Libr. y Edit. Madrid, 1927 (Obras completas, 4)
Las catacumbas de Rusia roja. Madrid, Espasa Calpe, 1933
Como en la vida. Madrid, Aguilar, 1931
Como en la vida. Madrid, 1947 (Novelas y cuentos, Año 19, nº 951)
El crimen de Beira-Mar. Madrid, Talleres de Ediciones Españolas, 1914 (El libro popular, Año 3, nº 8)
De la guerra: crónicas de Polonia y Rusia. Primera serie. Madrid, Renacimiento, 1916
De la Revolución rusa en 1917. Madrid, Renacimiento, 1917
El doctor Wolski: páginas de Polonia y Rusia. Madrid, Imp. del Suc. de J. Cruzado a cargo de Felipe Marqués, 1894
El doctor Wolski. Madrid, Prensa Popular, 1920 (La novela corta, Año 5, nº 255)
El doctor Wolski. Madrid, Libr. y Edit. Madrid, 1925 (Obras completas, 2)
El dolor de reinar. Madrid, Publicaciones Prensa Gráfica, 1925 (La novela semanal, Año 5, nº 213)
En la corte de los zares. Madrid, Libr. y Edit. Madrid, 1924 (Obras completas, 1)
En la corte de los zares (del principio y del fin del imperio). Madrid, Biblioteca Rubén Darío, 1929 (Obras completas, 1)
Episodio de guerra. Madrid, Prensa Popular, 1921 (La novela corta, Año 6, nº 299)
Lo eterno. Madrid, Prensa Popular, 1920 (La novela corta, Año 5, nº 218)
Exóticas. Madrid, Suc. de Hernando, 1913
Galicia la inefable. Edición de Mª Rosario Martínez Martínez. Santiago de Compostela, Junta de Galicia, 1996
Idilio epistolar. Madrid, Aguilar, 1931
Kola el bandido. Madrid, Publicaciones Prensa Gráfica, 1923 (La novela semanal, Año 3, nº 101)
La madeja. Madrid, Imp. de “Alrededor del mundo”, 1913 (Los contemporáneos y los maestros, 241) [Teatro]
El martirio de Polonia. 2.ª ed. Madrid, Atlas, 1945 (con Miguel Branicki)
La mujer española en el extranjero: conferencia... 1910. Madrid, 1910
El pecado. Madrid, Imp. de Alrededor del Mundo / Libr. de los Suc. de Hernando, 1911 (Biblioteca de escritores gallegos, 10)
El pecado. Madrid, Libr. y Edit. Madrid, 1926 (Obras completas, 3)
El pecado. Madrid, Dédalo, [193-?] (Novelas y cuentos)
Princesa del amor hermoso. Madrid, Impr. Artística Española, 1909 (El cuento semanal, Año 3, nº 156)
Princesa del amor hermoso. En: Novelas breves de escritoras españolas, 1900-1936. Edición de Ángeles Ena Bordonada. Madrid, Castalia / Instituto de la Mujer, 1990 (Biblioteca de escritoras, 10)
Princesa rusa. Madrid, Publicaciones Prensa Gráfica, 1922 (La novela semanal, Año 2, nº 55)
La revolución bolchevista: (diario de un testigo). Madrid, Biblioteca Nueva, 1920
La revolución bolchevista: (diario de un testigo). Edición de M. Victoria López Cordón. Madrid, Castalia / Instituto de la Mujer, 1990 (Biblioteca de escritoras, 11)
Sobre el Volga helado. Madrid, Prensa Popular, 1919 (La novela corta, Año 4, nº 196)
Triunfo de amor. Madrid, Prensa Popular, 1919 (La novela corta, Año 4, nº 186)
Valor y miedo. Madrid, Prensa Popular, 1922 (La novela corta, Año 7, nº 348)
Viajes y aventuras de una muñeca española en Rusia. Burgos, Hijos de Santiago Rodríguez, 1920
- Este es el trailer del largometraje documental sobre Sofía Casanova, escritora y corresponsal de guerra gallega que presenció y narró los acontecimientos bélicos del siglo XX. Realizado por canalSAGAtv. Este documental fue emitido en el programa A la carta de Rtve, pero actualmente ya no está disponible online.
- Sofia Casanova entrevistó a León Trotsky, en lo que ella llamó "el antro de las fieras", he aquí su relato:
"Cuando hace cuatro días me decidí en secreto de mi familia a ir al Instituto Smolny, una nevada densa y callada caía sobre San Petersburgo. Deseaba y temía ir -¿por qué no confesarlo?- al apartado lugar donde funcionan todas las dependencias del Gobierno popular. Como no me atrevía a ir sola, ni otra persona alguna hubiera querido acompañarme, dije a la fiel gallega, inseparable nuestra en estas penalidades, que viniera conmigo, pero sin descubrirle el objeto de nuestra salida...
Obscuras las calles, resbaladizas como vidrios enjabonados y completamente solitarias a aquella hora –cinco de la tarde-, tras muchos tumbos hallamos un iswostchik, somnoliento en el pescante del trineo. Extrañado de la dirección que le daba y puesto buen precio a la carrera, atravesamos lobregueces y más lobregueces de barrios extremos, hasta dar en un edificio enorme que sobresale de casucas y callejuelas adyacentes. Entre el portón que da a la calle y el de entrada principal del edificio hay un gran espacio, jardín en otro tiempo donde esperan los automóviles del personal gubernativo. Los guardias de la entrada, paisanos armados, caliéntanse en una hoguera. Me preguntan adónde voy; respondo que voy a ver al comisario Trotsky y me señalan con franco ademán la escalinata.
Penetro en el edificio, y en la sala contigua a un vestíbulo, donde se desparraman grandes paquetes de papel, veo sentados en torno de una mesa dos marineros, tres soldados y dos jóvenes judías, que escriben. Repito mi demanda de ver a Trotsky -ministro de Negocios Extranjeros, que es el más interesante de los compañeros de Lenin-, y sin más requisitos nos entregan dos pedacillos de papel timbrado con el número del cuarto donde el compañero Trotsky trabaja. Ruego que me indiquen el camino de aquel piso tercero y aquel número 67, y merezco la deferencia a la muchachita judía Sarah Ivanova de que nos conduzca ella misma a los pisos altos. Son muchos los escalones, y a cada uno que subimos auméntase el pánico de Pepa que, aterrados los ojos, el mantillín caído sobre la frente, me dice en gallego cerrado:
-¿A dónde me leva, señora? Mire que aquí nos matan, a canalla está muy armada; a min me tembla o pulso.
Nos dejó Sarah junto a una puerta, donde la Guardia roja hacía centinela, y mientras pasaban mi tarjeta a Trotsky dialogué con «la canalla muy armada» que allí había. Les había anunciado la judía que éramos españolas, y cuando uno de aquellos proletarios me dijo que había leído cosas de España, y fijándose en Pepa habló con calor de las mujeres de mi país, oíselo apagándose la luz eléctrica y lanzó un grito Pepa, agarrándose a mí espantada. Fue un momento de pintoresca emoción, volvió la luz, se abrió la puerta, y el soldado correcto, que había llevado mi tarjeta, dijo:
-Les ruego que pasen.
Atravesamos una sala grande, sin más muebles que algunas sillas y máquinas de escribir, y a la izquierda; en un gabinete chico, nos esperaba Trotsky. Me rogó que tomara asiento en el único sillón de la estancia, frente a él, junto a una mesa de despacho. Indicó a Pepa el sofá, que completaba el sobrio mobiliario, y con voz agradable se expresó así en francés:
-Conozco España; es un hermoso país del que tengo buenos recuerdos, aunque la Policía comme de raison me trató mal. He visitado Madrid, Barcelona, Valencia. Mi amigo Pablo Iglesias estaba a la sazón en un Sanatorio; sentí dejar España.
Nuestra política es la única que puede hacerse al presente. El mundo está hambriento de paz y nosotros tenemos la esperanza de que se haga no la paz aislada de Rusia, sino la general, la de todos los pueblos combatientes. Ahora mismo acabo de recibir un radiotelegrama de Czernin de conformidad con nuestra iniciativa de armisticio y de gestiones pacifistas. No hemos de detenernos, ni mis compañeros ni yo, en el camino emprendido.
-¿Pero la actitud de las potencias de la Entente es inquietante?- indiqué.
Veló con los cansados párpados su aguda mirada Trotsky, y en vano esperé una respuesta o un comentario a mi frase. Conversamos aún, rozando los asuntos, sin ahondar en ellos y con sencillez me dijo al despedirnos:
-Me alegro haber conocido a usted y por su conducto envío un saludo a España.
Volvióse a su asiento, y su cabeza se inclinó sobre los documentos allí reunidos.
¿Es simpático Trotsky? No es atractivo. Acentúa su tipo israelita la espesa melena revolucionaria, que enmarca con negrura su rostro irregular y agudo. Las cejas y la recortada perilla, muy negras, son a modo de pinceladas mefistofélicas en el rostro cetrino. No se revela en él ni la voluntad, ni la inteligencia; nada, en fin, potencialmente fuerte.Podría pasar por un artista decadente, y, sin embargo, yo creo que tiene un valor irremplazable en la Rusia actual, y que no son las circunstancias precarias las que dan relieve a una medianía, sino que es la personalidad de este hombre la que se impone a aquéllas con actos de un plan político desconcertante y trascendental.
Al fanatismo jerárquico del Imperio sustituye el otro, el de la ergástula en rebeldía. ¿Qué pueblo podrá ser feliz gobernado por el terrorismo de abajo?En el antro de las fieras existe menos disparidad entre ellas y aquel que existía en el Palacio de la Duma. En el Instituto Smolny es todo plebeyamente democrático, y los feroces marineros de Kronstadt, confundidos con la guardia roja, no desdicen de los fríos muros, de las salas desamuebladas, donde funcionan como árbitros de San Petersburgo. Impresionan y desasosiegan el Instituto Smolny, y sus moradores, porque es un foco de anarquía y porque la ignorancia y el odio de los antiguos esclavos a todas las clases sociales arma sus manos con el ensañamiento demoledor.
Sólo la bandera blanca de la paz, que estos hombres levantan, da el alivio de una esperanza a nuestra angustia de desterrados. ¡La paz!, la paz, y luego... ¿qué ocurrirá en las regiones de Rusia dispersas y sin tradición de independencia? Aquella hoguera llameando sobre la nieve a la entrada del Instituto Smolny me parece un símbolo del porvenir: ¡Incendio en las estepas invernales!"
Sofía CASANOVA San Petersburgo, diciembre 1917
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Hace tiempo que tenía este post en borradores, solo debía revisarlo, ponerle imágenes y subirlo; pero hasta ahora no lo había terminado. Lo hago hoy motivada por la presentación de un libro al que fui ayer. Azules son las horas de la escritora Inés Martín Rodrigo. Un libro recientísimo que narra a modo de novela histórica la vida de esta insigne y olvidada mujer. Aunque no deja de ser novela, en la se toman diversas licencias históricas, es magnífica para bucear en la apasionante vida de Sofía Casanova, muy bien escrita y sobre todo fiel a los hechos históricos, narra con admiración la vida de este personaje. Una vida llena de viajes, lucha por la supervivencia, y sobre todo, llena de crónicas de los principales y más funestos acontecimientos del s. XX.
Fuentes: ABC, el mundo, Wikipedia y la web de las biografías
- Bernárdez Rodal, Asunción: Sofía Casanova en la I Guerra Mundial: una reportera en busca de la paz de la guerra. Historia y Comunicación Social Vol. 18 (2013) 207-221. Lee el pdf completo aquí
- Martín Rodrigo, Inés: Azules son las horas. Ed. Espasa, Madrid 2016
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