Sofia Andréyevna Tolstáya. Una suerte de Zenoia Camprubí rusa.
Pero sin el componente feminista. Una luchadora. Una gran mujer.
Nacida como Sofía Behrs. Era una de las tres hijas de Liubov Aleksándrovna
Islávina (1826-1886) y del médico Andréi Evstáfievich Behrs (1808-1868),
facultativo de la corte imperial rusa y de lejana ascendencia prusiana. Conoció
al escritor, ya famoso por la novela Los cosacos, en 1862, con 18 años.
Hablar de Sofía Behrs es hablar de varias mujeres, todas ellas en una, ella fue escritora, copista y fotógrafa rusa, que copió toda la obra de su esposo dejando a un lado sus intereses, que retomaba cuando disponía de tiempo. Se dedicó fervientemente y con gusto a su marido, a pesar de las frustraciones sentidas con frecuencia, que no permitía que le hundieran, ella se aferraba a la vida y a seguir adelante. Y, hablar de Sofia es, inevitablemente, hablar de su marido.
Lev Nikoláyevich Tolstói era 16 años mayor que ella. El 16 de septiembre de
1862 la pareja se comprometió y una semana más tarde se casaron. La
víspera de su noche de bodas Lev le dio a leer sus diarios íntimos en los que
se describían sus experiencias sexuales, escena que posteriormente recogió el
escritor en Anna Karenina entre los personajes de Kitty y Konstantín
Lyovin. El diario incluía el hecho de que Lev Tolstói era padre de un niño
fruto de una relación con una sierva que residía en sus dominios de Yásnaya
Poliana.
Unidos en un matrimonio nada idílico que duró 48 años y dividida entre los hijos y las exigencias de su esposo, llevó una vida llena de frustraciones, frecuentemente sintiéndose: "Como un pedazo de mueble". Sin embargo gracias al amor y la constancia sostuvo su unión con el conocido escritor que fue su esposo, quien gracias a su apoyo pudo escribir "La guerra y la paz" y "Ana Karenina".
Unidos en un matrimonio nada idílico que duró 48 años y dividida entre los hijos y las exigencias de su esposo, llevó una vida llena de frustraciones, frecuentemente sintiéndose: "Como un pedazo de mueble". Sin embargo gracias al amor y la constancia sostuvo su unión con el conocido escritor que fue su esposo, quien gracias a su apoyo pudo escribir "La guerra y la paz" y "Ana Karenina".
Tuvieron 13 hijos aunque solo 8 llegaron a la edad adulta. Sofía
Tolstáya trató de convencer a su marido del uso de métodos anticonceptivos,
pero él siempre se negó. Tolstáya se ocupó de la promoción y finanzas de su esposo y
copió siete veces el manuscrito de Guerra y paz.
En 1887, Tolstáya se interesó en el naciente arte de la
fotografía 4 tomando más de 1,000 placas de su esposo y la Rusia zarista. También fue pintora aficionada. Tuvo una mente inquietísima que tenía ocupada con todos los menesteres propios, y sobre todo los de su marido.
Fue diarista y documentó la vida de Tolstói, fueron
publicados en 1980. Los últimos años del matrimonio fueron tormentosos,
especialmente después del deseo del escritor de donar todos sus bienes y
derechos a la humanidad en vez de a su familia.
León Tolstoi fue alcohólico, mujeriego y jugador y Sofía le guió para que cambiara de modo de vida y que olvidara sus pasiones juveniles. En Jasna Poliana, cerca de Moscú, donde tenían su casa, Sofía, aparte de las, entonces, obligaciones propias de una esposa y madre, se entregó a la administración y mantenimiento de esa propiedad, y a la vez participaba de manera activa en lo que mayor felicidad producía en su esposo, la creación literaria.
Sofía se convirtió en la agente literaria de Tolstoi, investigadora y secretaria. Copió a mano siete veces el inmenso texto completo de "La Guerra y la paz". De igual modo organizaba la promoción de la obra de su esposo (los consejos para esas tareas los buscaba en Ana Dostojievski). Durante esos días felices Tolstoi apuntó que nunca se había sentido tan fuerte, libre y en mejores condiciones para el trabajo - por supuesto, gracias a que todas sus capacidades intelectuales y creativas pudo concentrarlas en la literatura, mientras Sofía se dedicaba a las "tareas paralelas" que acompañaban a la escritura y lo doméstico.
Las dificultades aparecieron en los días finales de la vida de Tolstoi. Cuando este gran escritor ruso desarrolló su nueva filosofía que negaba el concepto de familia y propiedad, Sofía no supo cuándo se bifurcaron sus caminos y entendió que no podía acompañarlo más.
Deprimido y habiendo abandonado sus propiedades y pertenencias, Tolstoi dejó su casa, huyendo de su propia vida. Sofía lo alcanzó en Astapov (una posta de correos) a 80 Km. de Jasna Poliana, donde fue testigo del último suspiro de su esposo. El trabajo para la realización de las obras completas de Tolstoi, cuyos derechos de autor pasaron a las manos de Sofía, le ayudaron a superar la tristeza y dedicarse finalmente a lo que siempre deseó... a si misma.
En el video, "Carta a su mujer" de León Tolstoi.
A la muerte de su marido, continuó viviendo en la residencia Yásnaya Poliana y sobrevivió dos años la Revolución Rusa en relativa tranquilidad. Murió en 1919 a los 75 años.
Pincha aquí y lee (en inglés) online la autobiografía de Sofía Tolstoi.
Resumen de esta obra: Para la historia de la literatura Sofia Tolstói fue el contrapunto sombrío en la vida de su marido; tanto que muchos incluso llegaron a culparla de la muerte del escritor. Integrados en el régimen soviético, los discípulos de Lev Tolstói no sólo se encargaron de gestionar su memoria sino que también crearon una imagen negativa y odiosa de su mujer. Sólo tras la caída del comunismo comenzaron a salir a la luz otros testimonios que se habían mantenido deliberadamente ocultos, en particular, diarios y escritos autobiográficos de la propia Sofia. Además de esposa y madre, fue musa, ayudante y primera lectora de las monumentales obras como Guerra y Paz o Anna Karénina; administradora de las propiedades familiares y editora de las Obras Completas de su esposo; polifacética e inquieta (dispensaba cuidados médicos a los campesinos y era escritora y traductora, amén de fotógrafa y pintora aficionada), Sofia Tolstói dedicó casi toda su vida a un magnífico creador. Pero su mundo sufrió una traumática ruptura a raíz de la conversión espiritual de Tolstói, que instauró un nuevo orden y dio origen a amargos conflictos personales. Un acercamiento apasionante a una de las figuras menos -y peor- conocidas del mundo literario universal.
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