Se estima que el Gran Beguinaje de Lovaina se fundó alrededor del año 1205, aunque los documentos escritos más antiguos datan de 1232, y una inscripción en latín en la iglesia menciona 1234 como fecha de fundación. Este conjunto de viviendas se originó como una comunidad para mujeres, solteras o viudas, conocidas como beguinas.
Es importante destacar que las beguinas no eran monjas y no pertenecían a ninguna orden religiosa, manteniendo así su independencia. Sin embargo, sí hacían votos de castidad y obediencia, pero no el de pobreza, lo que les permitía poseer bienes y controlar sus propios ingresos. Se ganaban la vida trabajando, a menudo en la industria textilera, bordando, cosiendo, lavando ropa o desempeñándose como maestras de escuela o enfermeras. También contribuían socialmente cuidando a enfermos o trabajando en centros de salud.
Desarrollando un poco más esta figura, cabe decir que hablame sobre las beguinas medievales fueron mujeres cristianas que, a partir del siglo XII, crearon comunidades independientes en Europa, especialmente en Flandes y los Países Bajos, aunque su influencia se extendió a Alemania, Francia, España y otros países. Estas comunidades, llamadas beguinajes o beaterios, ofrecían una forma de vida alternativa fuera de las estructuras eclesiásticas tradicionales.
Sus principales características pasan por la más importante, y es que NO eran monjas, vivían en comunidad y practicaban la espiritualidad cristiana, pero sin tomar los votos perpetuos de clausura, obediencia y pobreza requeridos en las órdenes religiosas. Solo asumían votos temporales de castidad y pobreza, y podían abandonar el beguinaje en cualquier momento.
El no tomar el voto de obediencia a ninguna orden, les otorgaba una independencia y libertad desconocidas para otras mujeres medievales. Eran consideradas de las mujeres más libres de la Edad Media. Podían gestionar su propio patrimonio, trabajar (principalmente en la industria textil y hospitales), y dedicarse a la educación y la caridad, como ya avancé anteriormente.
Estas comunidades no hacían diferenciación social, acogían a mujeres de diferentes clases sociales, aunque muchas provenían de estratos bajos, viudas, madres solteras o mujeres marginadas por la sociedad. Su vida austera y solidaria, pues llevaban una vida sencilla, vestían ropas humildes (a menudo de color beige), y se dedicaban a ayudar a los más necesitados y enfermos, llegando a ser consideradas precursoras de la enfermería moderna.
Los beguinajes funcionaban como pequeñas ciudades autosuficientes, con casas, huertos, talleres y una iglesia. La comunidad estaba dirigida por una "Beguina Mayor". Muchas beguinas sabían leer y escribir, y valoraban la música y la literatura.
A pesar de su labor social y su vida piadosa, la Iglesia y las autoridades civiles (cómo no!!) miraron con recelo su independencia. Aunque inicialmente recibieron protección papal, con el tiempo sufrieron persecución, especialmente durante la Inquisición. El Concilio de Vienne (1312) ordenó la disolución de muchas comunidades, y algunas beguinas fueron condenadas por herejía, como Marguerite Porète, quemada en la hoguera en 1310. Otros beguinajes, como éste de Lovaina, sobrevivieron a los tiempos oscuros de la Inquisición hasta la Edad Contemporánea.
Volviendo al de Lovaina, su época de máximo esplendor fue en el siglo XVII, llegando a albergar a unas 360 beguinas. El complejo se extiende a lo largo de ambas orillas del río Dijle, con calles empedradas, edificios de arenisca tradicional y jardines, conectados por tres puentes.
A partir del siglo XVIII, el número de ocupantes comenzó a decaer. La última beguina que residió en el Gran Beguinaje falleció en 1988.
Desde 1960, el beguinaje es propiedad de la Universidad de Lovaina y ha sido restaurado y transformado en un campus. Actualmente, las casas están ocupadas por estudiantes, personal universitario y profesorado visitante extranjero. La restauración, a gran escala, fue realizada de acuerdo con los principios de la Carta de Venecia, e impulsó la popularidad de los beguinajes y la arquitectura tradicional.
En 1998, el Gran Beguinaje de Lovaina fue oficialmente reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, un testimonio de su valor histórico y arquitectónico. Hoy en día, es un lugar que parece indiferente al paso del tiempo, ofreciendo una visión única de una forma de vida alternativa en la Edad Media.
BIBLIOGRAFÍA:
- Bara Bancel, Silvia. (2014). LAS BEGUINAS Y SU «REGLA DE LOS AUTÉNTICOS AMANTES» (RÈGLE DES FINS AMANS). En S. Bara Bancel (ed.), Mujeres, mística y política. La experiencia de Dios que implica y complica. (Aunque no es exclusivo de Lovaina, es un estudio académico en español sobre las beguinas en general que puede proporcionar contexto).
- Lartategi Lorenzo, Yaiza (2022): Las beguinas. Mujeres medievales fuera de las estructuras patriarcales. (TFG. Univ. Pais Vasco) (Link aquí)
- Merino Herías, Laura (2024): Las beguinas de Amberes (Link aquí)
- Uytterhoeven, R. (2000). El Groot Begijnhof de Lovaina. Leuven University Press, Leuven. Es una obra importante publicada por la editorial de la universidad).
- Van Aerschot, S. y Heirman, M. (2001). Beguinages flamencos. Patrimonio de la Humanidad. Davidsfonds, Lovaina. (Este libro es muy relevante ya que abarca los beguinajes flamencos en general, incluyendo el de Lovaina, y destaca su estatus de Patrimonio de la Humanidad).
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